Al-Andal-hoy: febrero 2015

Me quedé estupefacta cuando me enteré de que a un monumento histórico tan importante en nuestro país como la Mezquita de Córdoba o Mezquita-Catedral cambiaba el nombre a sólo Catedral y Santa Iglesia Catedral, con el beneplácito del Estado. La palabra "mezquita" ha desaparecido de los folletos, del cartel de la entrada, de la web oficial, de las explicaciones de los guías e incluso del Google Maps. No me extraña que los turistas se confundan, extrañen y decepcionen al ver el resultado de la autoridad eclesiástica en nuestro país en el segundo monumento más visitado de Andalucía.

Este monumento es-o era- un símbolo de la convivencia entre musulmanes y cristianos en la Península; un territorio de 2,3 hectáreas donde se aúnan el arte andalusí, el gótico, el renacentista y el barroco y que además fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco en 1984.

Por 30 euros, la diócesis de Córdoba inmatriculó en 2006 la mezquita-catedral, es decir, la inscribió a su nombre en el Registro de la Propiedad, gracias a un cambio propiciado en la ley hipotecaria. Esto ha provocado que una gran cantidad de ciudadanos formen la Plataforma Mezquita-Catedral Patrimonio de Todos , que ha recogido ya más de 380.000 firmas para que el monumento vuelva a ser un bien público. La Junta estudia expropiar la Mezquita de Córdoba y pide la cogestión del monumento, ya que el 90% de su uso es turístico y no litúrgico y eso representa millones de euros al año. La ISESCO ha hecho pública una nota en la que se considera que la negativa del Cabildo de la Catedral a ceder a las exigencias de la Junta es "una provocación para los musulmanes de todo el mundo, especialmente los de España".

El cabildo despacha el valor artístico, cultural y religioso legado por los omeyas en cuatro líneas, alegando: “En el siglo VI se construyó la basílica visigoda de San Vicente Mártir sobre los terrenos actuales de la Catedral de Córdoba. Con la llegada de los musulmanes en el siglo VIII, la basílica desaparece y comienza a construirse la Mezquita a partir del año 785”. Gracias a la conquista de las tropas de Fernando III en 1236, año en el que el templo fue convertido al culto cristiano y, tres años después, la enorme mezquita aljama de Córdoba se consagró como catedral. Por lo tanto, “El templo se llama Catedral de Córdoba desde hace 775 años”. Además, la Iglesia defiende que no cobra entrada, si no un donativo (por lo que está exento de impuestos) de 8 euros-o 18 si es de noche- cuya recaudación es destinada a obras de caridad, mantenimiento, actividades culturales, labor pastoral y gastos generales. También declaran que sí que se nombra la "mezquita" en la web.

“La han llenado de simbología católica: junto al muro del mihrab, el espacio más importante, al que se dirige la oración, han colocado una enorme figura de San Juan de Ávila; han llevado allí dos belenes navideños y una exposición con esculturas de santos y vírgenes”, se queja Antonio Manuel Rodríguez, profesor de Derecho Civil y miembro de la plataforma.

La acción de los guardias de seguridad en un altercado producido en 2010 derivó en una pelea y en la detención de ocho jóvenes austriacos musulmanes los que rezaron delante del muro de la quibla. Estos turistas fueron absueltos por un juez de Córdoba. Otras acciones y opiniones son también muy interesantes, pero no quiero extenderme demasiado.

En mi opinión, ese templo musulmán debió haberse conservado y haber sido un lugar turístico en vez de reformarse en lugar de culto de otra religión. Pero llegado a este punto, que es algo que no podemos cambiar, habría que mantener el nombre de Mezquita-Catedral de Córdoba, para dar muestra de la convivencia entre dos culturas y religiones en el mismo espacio. También debería cogestionarse con el Estado -con cuentas transparentes- y no ser propiedad solamente de la Iglesia, entre otras razones, porque es Patrimonio Mundial.

Sitiografía:

http://politica.elpais.com/politica/2015/02/13/actualidad/1423848930_263512.html

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/11/26/andalucia/1417000492_805013.html

http://elpais.com/elpais/2014/12/05/opinion/1417809146_347302.html